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El trastorno depresivo mayor es una enfermedad mental caracterizada por una sensación de tristeza, desesperanza, y falta de interés en actividades cotidianas. Esta enfermedad es cada vez más común y puede ser leve, moderada o grave, pudiendo durar desde unas pocas semanas hasta varios años. Las personas que padecen trastorno depresivo mayor pueden experimentar síntomas como pérdida de energía, cambios en el apetito, problemas de sueño, sentimientos de culpa, falta de concentración y pensamientos recurrentes de muerte o suicidio y necesitan ayuda profesional para poder salir adelante. En este artículo, te contamos todo lo que necesitas saber sobre qué es la depresión mayor y cómo se maneja. 

Como sucede con cualquier enfermedad, los síntomas del trastorno depresivo mayor no son exactamente iguales para todo el mundo: pueden variar de una persona a otra, y pueden ser leves, moderados o graves. Pero aquí te describimos cuáles son los más comunes:

  • Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad o vacío
  • Pérdida de interés o placer en actividades cotidianas
  • Cambios en el apetito y en el peso corporal
  • Problemas de sueño, como insomnio o somnolencia excesiva
  • Fatiga o falta de energía
  • Sentimientos de culpa, inutilidad o desesperanza
  • Dificultad para concentrarse, tomar decisiones o recordar cosas
  • Irritabilidad, agitación o retraimiento social
  • Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio

Es importante destacar que estos síntomas deben estar presentes durante al menos dos semanas para poder diagnosticar la enfermedad realmente. Si experimentas estos sentimientos, es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental para recibir un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.

El trastorno depresivo mayor puede afectar significativamente la calidad de vida de una persona, llevando a complicaciones graves que pueden afectar la salud física, emocional y mental: 

  • Problemas de salud física: La depresión puede aumentar el riesgo de desarrollar enfermedades físicas como enfermedades cardíacas, diabetes, enfermedades autoinmunitarias, entre otras.
  • Problemas de salud mental: también puede aumentar o producir ansiedad, trastornos de personalidad, trastornos alimentarios, y en casos extremos, pensamientos suicidas.
  • Problemas en las relaciones interpersonales: una persona que sufre de depresión también puede tener problemas para relacionarse con los demás, sobretodo si los seres queridos no están al tanto del diagnóstico aún. 

Existen varios trastornos depresivos, y aunque la mayoría comparte algunos síntomas, se diferencian en cuanto a la duración, gravedad y la causa subyacente. Estos son sólo algunos ejemplos:

  • Trastorno distímico: Este trastorno se caracteriza por una depresión leve a moderada que persiste durante al menos dos años, y puede ser menos severo que el trastorno depresivo mayor, pero puede interferir significativamente en la vida cotidiana de la persona. Los síntomas incluyen tristeza, desesperanza, falta de energía, baja autoestima, falta de concentración y problemas para tomar decisiones.
  • Trastorno afectivo estacional: como sugiere su nombre, puede ocurrir en ciertas épocas del año, generalmente en invierno. Los síntomas incluyen fatiga, aumento del apetito, aumento del sueño, dificultad para concentrarse y una sensación de tristeza o desesperanza.
  • Trastorno depresivo posparto: Este trastorno se produce en mujeres después de dar a luz y tiene síntomas como una sensación de tristeza, ansiedad, irritabilidad, problemas para dormir y falta de energía. Los síntomas suelen aparecer dentro de las primeras semanas después del parto y pueden durar varios meses.

El trastorno depresivo mayor puede afectar a cualquier persona, independientemente de su edad, género, raza o estatus socioeconómico. Pero también es cierto que hay ciertos factores que nos ponen en riesgo de sufrir esta enfermedad, como por ejemplo: 

  • Antecedentes familiares, sobretodo si es un familiar cercano.
  • Estrés crónico.
  • Trauma, como el abuso físico, sexual o emocional, la muerte de un ser querido o un accidente grave.
  • Enfermedades médicas, como el Parkinson, el cáncer y la enfermedad cardíaca.
  • Consumo de drogas y alcohol. 

Si experiementas los síntomas que mencionamos más arriba, no tienes que vivir de esa manera para siempre. Afortunadamente, hay varios tipos de tratamientos disponibles para el trastorno depresivo mayor que pueden ayudarte a recuperarte y mejorar tu calidad de vida. Aquí hay algunos ejemplos:

  • Terapia psicológica, como la terapia cognitivo-conductual. Esta te puede ayudar a identificar y cambiar patrones de pensamiento negativos y desarrollar habilidades para manejar mejor el estrés, por ejemplo. 
  • Medicación: Los medicamentos antidepresivos pueden ayudarte a equilibrar los niveles de serotonina y otros neurotransmisores en el cerebro, lo que puede ayudar también a reducir los síntomas de la depresión mayor.
  • Terapia de estimulación magnética transcraneal (TMS), que se usa para estimular áreas específicas del cerebro involucradas en la regulación del estado de ánimo. Es un tratamiento no invasivo y se utiliza en personas que no han respondido a otros tratamientos.

Es importante destacar que cada persona es única y puede responder de manera diferente a los tratamientos. Es importante buscar ayuda de un profesional de la salud mental para recibir el diagnóstico y el acompañamiento que necesitas tú o tu ser querido en este momento tan difícil. 

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